DETRITUS
En
los patios
en
los aledaños
de
lo que llamamos amor
siempre
hay estercoleros
hojas
caídas que se pudren lentamente
maceradas
por el orín y la humedad
En
los patios
en
las cuevas
de
lo que llamamos amor
siempre
hay detritus
hongos
venenosos
reservatorios
de hulla
y
huesos de antepasados
corroídos
por las termites
En
los patios
en
las recámaras
de
lo que llamamos amor
siempre
hay humores antiguos
fotografías
carcomidas por la lepra
rencores
que apestan
y
sin embargo
en
los patios
en
los estercoleros
en
las cuevas
y
recámaras
se
escucha una vieja melodía
crecen
flores tímidas y solitarias
y
a veces
desde
el fondo del abismo
surge
una isla edénica o paraíso
donde
habitamos brevemente
huella
de la eternidad imposible
adonde
quisiéramos volver
pero
hemos extraviado el mapa.
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